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Psicología y vida

¿Qué son los valores?

El ser humano se encuentra en continua búsqueda del sentido de la vida, muchas veces, obsesionado por encontrarlo, no se da cuenta de que está dejando pasar oportunidades, vivencias e incluso, la propia experiencia. En estas ocasiones, los valores pueden resultar ser el motor de nuestro comportamiento y lo que nos haga volver a ser personas activas y plenas.

¿Qué son los valores y para qué sirven?

Los valores cumplen la función de «brújula» que le da sentido la existencia, nos indica el camino y nos ayudan a tomar decisiones en función a lo que realmente queremos y a pesar del malestar que nos pueda proporcionar el contexto. Establecer estos valores y clarificarlos, es el principio para poder constituir metas orientadas a ellos, que de forma gradual nos acerquen a la vida que queremos vivir y por tanto refuerce nuestra conducta. Con esto, además de mejorar la satisfacción general de nuestra vida, conseguimos terminar con la sensación de ser un sujeto pasivo ante la vida.

¿Qué NO son valores?

A menudo encontramos a personas que no tienen claro cuales son sus valores o que incluso los confunde. Realmente, esto es algo normal, ya que vivimos en una sociedad donde el «deberías» y «tendrías» forma parte del día a día. Por costumbres sociales, familiares o incluso tabúes, los valores pueden ser complicados de percibir si nos dejamos llevar por los pensamientos que otros nos han hecho creer como propios. No es raro que una persona considere que su valor principal es su trabajo, le dedique tiempo y esfuerzo a pesar de que no le hace feliz de ninguna manera. En este caso, el trabajo podría ser incluso un medio para alcanzar otros valores (conocer nuevos lugares, ser un buen padre, etc) y no el valor en sí mismo. Esto, explicaría algunas crisis populares en nuestra sociedad como podría ser la mal llamada «crisis de los cincuenta». En esta situación encontramos a personas que han tenido tiempo de formar una familia, mejorar su trabajo y conseguir cierta estabilidad. En ese momento, cuando se espera cierta comodidad, comienzan las rumiaciones. Lo que se consideraban valores (tener una buena casa, casarme, tener hijos…) eran realmente metas y objetivos alcanzables. De pronto, la vida no tiene el mismo sentido que tenía antes y comienza a notarse en el día a día (tristeza, divorcio, infidelidades…). Cuando las personas viven de acuerdo a sus valores, están viviendo la vida experimentando como les hace sentir diferentes situaciones y tomando decisiones en función a lo que quieren ellos realmente y no hacia lo que quiere la sociedad. En ese momento, es más fácil ver cual es el camino que queremos seguir de verdad.

¿Por qué son tan importantes?

El sufrimiento humano es algo natural y universal, por lo que en muchas ocasiones, conocer cual es ese «sentimiento vital» o «brújula» que hace tener claro hacia donde dirigimos nuestros esfuerzos es fundamental para disfrutar de una vida plena. Si no conocemos esto, es posible que dediquemos mucho esfuerzo y tiempo en «quitar» el sufrimiento y perdamos de vista el sentido de nuestra vida. Cuando esto ocurre, nos encontramos con gente perdida, muchas veces desesperada porque lleva tiempo luchando contra sentimientos o pensamientos que le impiden llevar la vida que quieren. 

Una vida orientada a valores ayuda a tomar decisiones que nos acercan a la vida que queremos. Además, estas decisiones nos estarían gobernadas por pensamientos o «debo hacer…», «tengo que…», sino que en serían decisiones tomadas sin juicios ni razonamientos, simplemente por apetencias más profundas que no tienen que justificarse.

¿Cómo puedo saber cuales son los míos?

Con la rutina, la vida orientada a metas diarias por cumplir o incluso la sociedad, es difícil saber cuales son nuestros valores de verdad y no los que se espera que tengamos. Para establecerlos, hay entender que tenemos que ser flexibles y que los valores pueden cambiar durante la vida, y lo que en el pasado fue importante, ya no lo sea.

Si queremos descubrirlos, es primordial dar más peso a la experiencia que a nuestros propios pensamientos. Para esto, hay que exponerse a nuevas situaciones y ver que nos hace sentir (más allá de lo que dice nuestra mente). Al experimentar nuevas actividades, nos permite conocer si nos llena realmente y cuestionar si tiene sentido lo que hacíamos hasta el momento.

Otra forma de saber cuales son, es preguntarnos qué hay detrás de nuestras acciones. Por ejemplo: ¿por qué voy a clases de inglés? Las respuestas pueden ser varias: obligación, ganas de descubrir sitios nuevos, tener más cultura… Una vez encontrada la respuesta ¿tiene sentido en nuestra vida? ¿Es algo que quiero mantener?. En cierto modo, encontraremos que hay varios valores que se repiten en diferentes momentos de nuestra vida.

Los valores suelen estar presentes en nuestra vida, simplemente, a veces se pierden de vista y hay que parar un momento para observarlos. Si nos cuesta encontrarlos, también podemos observar lo que no queremos o rechazamos. Si odiamos la falta de cultura, puede significar que ser una persona más culta forma parte de tus valores.

Existen listados de valores que pueden hacerte pensar o darte pistas sobre cuales son los tuyos, pero, recomendamos que busquéis dentro de vosotros para descubrir qué os mueve y os sirve como brújula.

Sandra Sánchez España

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