Cuando hablamos de atención plena, nos referimos a la capacidad de conectar con el momento presente. Es decir, a vivir una experiencia en su totalidad, sin juicios, aceptando lo que ocurre tal y como es, sin intentar cambiarlo. Evidentemente, todas las personas, tenemos la capacidad de vivir el momento presente, de hecho, si no fuera así, nos sería imposible realizar una gran cantidad de tareas. Muchas veces, nuestra mente pasa más tiempo en el pasado o en el futuro y no nos permite disfrutar plenamente de la experiencia que nos ofrece el momento presente.
Dicha experiencia, no tiene por qué ser siempre positiva, puede ser de cualquier tipo, desde una canción triste, que te haga conectar con la letra y el ritmo, un dolor muscular o incluso la sensación de tocar la arena en la playa. Cualquier acontecimiento puede ser observado.
En esta ocasión, os quiero proponer un ejercicio para practicar la atención plena. En este caso, me gustaría que de forma intencionada, preparaseis una comida, la que queráis, y organicéis bien de qué forma os la vais a comer. A ser posible, en soledad. Debe ser premeditado el ambiente, si va a ser en un restaurante o bien en casa, en la oficina o en otro lugar. En ocasiones, la vida pasa demasiado rápida, y muchas veces nos limitamos a intentar seguirla, por lo que para este ejercicio lo único que pido es que planifiques tu almuerzo, ingredientes, cubiertos, mantel. Una gran cantidad de comidas que hacemos las hacemos delante de la tele, sin percibir los sabores, comiendo rápido y sin disfrutar del momento presente. Pues bien, esto va a ser como un homenaje a este momento en el que estás totalmente vivo para sentirlo.
Gabriela Ugarte, nutricionista, explica en sus redes sociales que a menudo tiene que comer en la consulta y que lo normal era hacerlo viendo YouTube, en un tupper y en dos minutos. Pues bien, ahora, lleva plato, cubiertos y mantel y hace de su almuerzo un momento para disfrutar, donde no engulle, disfruta y conecta con el presente.
¿Tienes ya tu comida preparada?
Ok, ponla delante tuya, y en primer lugar, no te lances a comértela de un solo bocado. Obsérvala, ¿qué pinta tiene?, mira cada detalle y ve notando como cada vez te apetece más. Observa las sensaciones que tienes en tu boca o incluso en tu estómago. Tómate tu tiempo para conectar con estas sensaciones antes probarla.
Ahora, muy despacio puedes coger tu comida/o bien cortar un trozo y acercártela. Huélela, ¿qué sensaciones despierta? ¿puedes imaginar su sabor? Dedica unos segundos a tu olfato. Después de esto, puedes dar el primer bocado. Ve identificando con calma cada sabor.
Si en algún momento tu mente se va o se distrae, simplemente, tráela de vuelta. Puedes hacerlo diciéndote a ti mismo: ok, tenia el pensamiento de …, está bien, vuelvo a la comida. De esa forma, identificaremos cuando se va nuestra mente y volveremos al momento presente. Si quieres saber más sobre como relacionarte con tu mente puedes ver nuestro post sobre autocompasión.
Aquí no hay formas buenas o malas, si tu mente se distrae mucho, se ha distraído mucho y si lo hace poco, lo ha hecho pocas veces. Es un ejercicio que te ayudará a observar cuanto se distrae tu mente y a ejercitar la capacidad de volver al momento presente.
Si notas que aumentas mucho la velocidad para comer y que dejas de saborear la comida o de conectar con el momento presente, puedes observar como has aumentado la velocidad, y de igual manera que antes decir: ok, vuelvo al momento presente. De igual manera, cuando detectes que comes muy rápido puedes parar durante 10 o 15 segundos, y volver a realizar esta práctica.
Te animo a que pruebes esto con lo que más te apetezca, no solo con la comida. Puede ser con música, texturas, charlas con amigos o lo que prefieras. De hecho, no solo tiene por qué realizarse en situaciones placenteras.
¿Has practicado atención plena focalizada a algo alguna vez? Coméntanos tu experiencia.
*La imagen utilizada forma parte de Pexel.com
